LEE AHORA LA REVISTA HISTORIETAS

jueves, 28 de enero de 2010

SUPERLÓPEZ


Superlópez apareció unos años antes de que la mayoría de nosotros naciera, allá por 1973. En sus orígenes no era más que una parodia de lo que ya por aquellos años se estaba haciendo más y más popular en España: los superhéroes americanos. Y particularmente, una parodia del superhombre americano por antonomasia: Superman.


Divertidas y tontorronas, de una sola página, aquellas historietas fueron escritas por una legión de guionistas mayormente anónimos y dibujadas por un tal Juan López, que firmaba como Jan.


A raíz del éxito que fue la película Superman (1978), la editorial Bruguera se dio cuenta del filón que tenía entre manos. Así que, en 1979, pidió al guionista Francisco Pérez Navarro que realizara algunas historias cortas de Superlópez, que luego serían recopiladas en los tres primeros álbumes del personaje (Aventuras de Superlópez, El supergrupo y ¡Todos contra uno, uno contra todos!). Aventuras entretenidas, que jugaban a homenajear sobre todo a un universo, el de los cómics Marvel, en pleno apogeo. A los guiones, que indudablemente eran graciosos, se sumó el hecho de que Jan comenzó a mejorar considerablemente su estilo de dibujo, sumando a cada viñeta infinidad de pequeños detalles que hicieron su estilo inconfundible.


Pérez Navarro se fue por aquellos años a Cómics Forum, y Jan se empeñó en tomar control absoluto de la obra, haciendo él mismo tanto el guión como los dibujos de la cuarta aventura del héroe, Los alienígenas. Fue un éxito y superó en calidad a las entregas anteriores.


Uno de los aspectos más sobresaliente de aquella historieta fue que Jan supo hacer que el personaje dejase de ser una imitación, y jugó extraordinariamente bien con secundarios como Luisa Lanas o Jaime. El personaje superaba así su concepto original.


Es a partir de ese momento (1981) que muchos aficionados consideramos que comienza la edad dorada de Superlópez. La clave de su éxito serían una serie de aventuras a cual más divertidas, muchas veces homenajeando a los clásicos de la literatura (El señor de los chupetes, La caja de Pandora, Al centro de la Tierra), el género negro (La semana más larga), el cine (La gran superproducción) e incluso al mundo de la política (Los cabecicubos). Por su parte, las historietas contaban con un dibujo cada vez mejor y unos personajes en continua evolución. Especialmente memorables resultaban el personaje del jefe, el inspector Hólmez o su hija Martha.


No fue hasta 1988 que los álbumes del personaje experimentaron cierto estancamiento, y aunque algunas historietas continuaron destacando (Cachabolik Blues Rock, Los petisos carambanales y otras petisoperías o Hotel Pánico), cada vez primó más el tono pedagógico y moralista, restando frescura y originalidad a las aventuras: se mostraron otras culturas, muchas veces a partir de tópicos (Periplo búlgaro, La banda del dragón despeinado, El tesoro de Ciuacoatl) y problemas sociales, aunque de manera bastante superficial y terriblemente tópica (la ludopatía en En el país de los juegos, el tuerto es el rey o las drogas en Un camello subió al tranvía en Grenoble y el tranvía le está mordiendo la pierna), sin que faltara la crítica a la colonización coincidiendo con el quinto centenario del descubrimiento de América (Los ladrones de ozono) y una advertencia ecologista (El castillo de arena).


La crisis en la industria del cómic cerró, en 1996, la revista Super Mortadelo, que era donde se habían ido publicando de forma mensual las aventuras de Superlópez. A partir de ese momento las aventuras, tal vez por no estar pensadas para leerse de forma semanal, se volvieron mucho más pesadas. La acera del tiempo, El infierno, Los cybernautas, El Supercrack… son historias en las que se añade muy poco al universo de Superlópez (salvando unas poco creíbles canas y una villana nueva, Lady Araña). Aventuras en las que Jan trata temas actuales a base de chistes fáciles, haciendo caer a sus personajes una y mil veces en las mismas situaciones.


Parece que Jan fue perdiendo el interés o, como poco, se fue quedando si ideas según pasaban los años. Algunos fans dicen que no son las historias las que han cambiando, que hemos sido los lectores, que nos hemos hecho mayores y ya no nos reímos ni sorprendemos con la facilidad de antes. Tanto si es lo uno como lo otro, lo que está claro es que Superlópez es un personaje imposible de olvidar, por mucho que pasen los años.


martes, 19 de enero de 2010

ENCUENTRO CON PACO ROCA EN CÁDIZ


El jueves 19 contaremos con la presencia en Cádiz de Paco Roca, Premio Nacional de Historieta 2008 y autor del tebeo Arrugas.


El encuentro tendrá lugar a las 19:00 horas en el aulario La Bomba (junto al parque Genovés), y será dirigido por Rafael Marín.


¡Allí nos vemos!

domingo, 17 de enero de 2010

REEDICIÓN DE NOVELAS/CÓMICS DE BRUGUERA

Durante muchos años los tebeos tuvieron escaso prestigio, y no sólo en España, sino también en otras muchas partes de Europa y América. Cierto es que en España, por la evolución política particular que experimentó (la Dictadura, vamos), las corrientes pedagógicas que empezaron a prestar atención a las viñetas llegaron un poco más tarde.


No obstante, algunas editoriales se fijaron en el interés que los tebeos despertaban en los más jóvenes, puesto que la imagen, al conjugarse con la palabra, hacía mucho más atractivo un texto, cualquier texto. Ediciones Bruguera decidió mezclar clásicos literarios, novela juvenil y cómic en una colección que, cosas de la añoranza, ahora se reedita en buena parte.



Los tebeos que presentaban eran malos, para qué engañarnos. Representaban momentos de la novela a la que acompañaban, pero ¡ay!, lo hacían de forma salteada, tres páginas de texto y luego una de viñetas, por lo que no había ritmo, ni se lucía el dibujante, y el guión era un calco y un resumen de lo que se narraba en el texto.



Pero éramos niños y los dibujos nos gustaban, nos facilitaban la lectura, y si en lugar de una sola ilustración podíamos encontrar cinco o hasta seis por página, mucho mejor. Recuerdo leer Moby Dick gracias a ese tebeo, y los Tres Mosqueteros, y por supuesto Nancy Drew. En la mayoría de las ocasiones la novela estaba tan amputada como el tebeo, pero lo cierto es que como iniciación a la lectura, en aquellos años, era estupendo. Hoy día, no obstante, los gustos son bien distintos y los tebeos tampoco tienen excesivo éxito entre los más jóvenes. Salvando excepciones, me temo, la reedición de estas novelitas son adquiridas por los padres, pero no serán los hijos quienes las lean.